Hay días, y días…

Ayer no fue nuestro mejor día. Tuvimos una caída con la moto (estamos bien dentro de lo normal, más bien fue el susto). En casa estábamos charlando cuando salimos a guardar la moto a la cochera, cuando nos dimos cuenta de que habían intentado robarla (dirección doblada, huevo abierto, más bien fue el susto). Guardando la moto, encontramos a un perro perdido y desorientado (un boxer precioso y súper obediente). Paseamos por nuestro pueblo para ver si encontrábamos a su dueño, o si el mismo perro nos llevaba a su casa. Nos dirigió a una vivienda y al ser las 3 y pico de la madrugada decidimos dejar una nota (con mi teléfono para que nos llamaran si eran ellos los dueños). Llegamos a casa, le dimos de beber, de comer, le pusimos un lugar para dormir e intentamos descansar dentro de lo que cabe.

Hoy, nos llamó la mujer de la vivienda, el perro no era suyo. Decidimos sacarlo a pasear, darle de comer de nuevo y buscar por las redes por si alguien había anunciado la pérdida. Decidimos llevarlo al veterinario, tenía chip y pudimos encontrar a su dueña. Cuando llegó me sentí tan feliz de ver la emoción y las lágrimas que acompañaban a sus ojos, que algo en mi pecho me dijo que había hecho una obra buena, la mujer muy agradecida nos abrazó.

Estoy contenta, porque sólo tenemos unos pequeños dolores, algún que otro hematoma y alguna que otra herida. Contenta porque no consiguieron robar la moto y ya está medio arreglada. Muy, muy contenta porque nuestro querido amigo «Yaco» (así lo apodamos), pero se llama Boston, está feliz con sus dueños y en su hogar.

Estamos felices, porque ayer no fue nuestro mejor día pero todo pasa por algo, todo nos enseña, nos hace crecer como personas. 👏🏻