– Lo hice a propósito. Quería, quería matarlo. Mi consciente y subconsciente perseguían la misma idea. Flechazos de futuras consecuencias que podrían suceder pero no lo dudé. Disparé a matar.
– ¿Cómo? Preguntó ella.
– Si amiga, me acerqué a él, sujeté su rostro, le agarre del pelo y… lo besé.
Estaba hablando de él, ella siempre estaba hablando de él…
Cómo era, que hacía, que decía. Nos volvíamos locas de ilusión, pues su nombre no paraba de mencionarse en nuestras conversaciones… Allá donde íbamos, siempre su nombre.
Y no, no era incómodo ni pesado, no molestaba pues que hay mejor que una amiga contándote cosas que le alegran y le hacen feliz. Ella hablaba de él y se le iluminaba la cara…
Y es que… ¿Qué hay más bonito que una madre hablando de su hijo?
Hola compis. ¿Cómo estáis?
Debido al poco tiempo que tengo en estos momentos, a unas cosillas personales que me imposibilitan pararme mucho al blog, estaré un poco ausente hasta mañana, eso espero.
Discúlpadme aquellos que esperan el ganador del reto, los relatos y bueno, si alguien echa de menos mis publicaciones. Lo siento de corazón.
¡Prometo volver con más dedicación y esfuerzo mañana! Mil besos a todos.
Pablo Neruda dijo en su poema XV:
Como hay que innovar y atreverse, pues la vida está llena de arrepentimientos porque lo hice y arrepentimientos porque no lo hice. Elijo la primera opción y espero aún así no arrepentirme. Hoy, os invito a hacerme cualquier pregunta y debo contestar nada más que la verdad y toda la verdad, lo prometo. Se aceptan preguntas sobre mi, sobre el blog, sobre dudas que tengáis de temas en concreto, de la vida, etcétera. No seáis perversos eh!
Yo os hago una simple pregunta a vosotros, ¿encontráis vuestra voz en mi blog?.
Paredes de ladrillo húmedo llenas de tantos números, donde mis manos intentan asumir los días que pasaba allí encarcelada. Doscientos sesenta y siete. Días que para mí se convirtieron en años… Tantos intentos de tranquilizarme, tantas reflexiones que se ahogaron contra aquellos muros. Pero… -¿Cómo podía aceptar mi desdicha?- Más tarde o temprano tendría que huir de aquellos malditos diez metros cuadrados que tenía para moverme, para dormir… Allí yacía, junto aquel hedor de aquel cubo.
Había momentos en los que mi alma moría o más bien quería morir. Pues ya no era el añorar la familia, los amigos o aquella vida. Era el ansia de libertad -¿Qué derecho tenían ellos de quitarme mi libertad?, -¿que derecho tenían a tratarme como una mercancía? o -¿como a un trozo de carne?.
Tuve que ser fuerte en aquel lugar, pareciendo débil; falsa sumisa frente aquellos lobos… ¡Qué pobres ilusos!
Realizado por: Encuentratuvoz / Byluis7
«Provoca la erupción del volcán que hay dentro de mi, plantéate explotar de placer. Gritar, morder la almohada.
Será inhumano, pues no habrá dominante ni sumiso. Sólo tenemos que dejarnos llevar.»
La mayoría de personas de mi alrededor me definen como una persona muy inocente. Algunos me lo dicen como halago, otros hasta parece que se enfadan.
Soy inocente tanto en positivo como en negativo, y es que todas las cosas tienen su lado bueno y su lado malo.
En este caso, el lado bueno es: soy inocente porque no tengo malicia alguna, soy «buena niña» y soy inofensiva. El lado malo es: soy fácil de engañar, bastante ingenua y en algunas situaciones, con poca picardía.
¿Qué pasa? Que a veces, me cuentan muchos cuentos y me los creo. ¿Qué pasa? Que a veces, no pienso tan mal y tiene que venir alguien a decirme «Lidia no es eso, es esto.» Y es en plan, imposible…
Pero bueno, lo importante es que me gusta ser inocente en algunos temas.
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Posdata: mañana os enseñaré los relatos de los que han participado y mencionaré al ganador. Gracias por los que se han animado. 👏🏻
Libertad, que palabra tan grande, tan extensa e importante que, a veces, poco respetamos. ¿Qué sería del mundo si no pudiésemos decidir y elegir por nosotros mismos?. Y hablo en general, porque creo que es importante ser libre de pensamiento, de creencias, de forma de vestir, de hablar, de ser… Quien tiene derecho a decirme a mí que debo de creer en un Dios, que debe de gustarme el fútbol, que debo vestir a la moda, que debo de ser «normal», «correcta». ¿Por qué alguien tiene que juzgar mi forma de ver la vida?. Libertad, aún ausente en este siglo XXI.
«Hasta que no hayas amado a un animal, una parte de tu alma seguirá dormida.»
«Contigo me dan ganas de vivirlo todo.»
Encuentra tu voz 